martes, 1 de junio de 2010

A propòsito de la primera vuelta en las elecciones Presidenciales de Colombia...



EN LA POLITICA SOMOS IMPREDECIBLES.


Por Carlos Zota Jiménez
Mayo 31 de 2010
El Rostro Oculto de la Noticia

Foto: eltiempo.com


Colombia hasta hace tan solo unos meses, se debatía entre la disyuntiva del tercer mandato del Presidente Álvaro Uribe y los coqueteos del mandatario que sin reconocer abiertamente su deseo continuista, mantuvo al país apartado de las crudas realidades Nacionales, tal vez como una estrategia que producía somnolencia a la Ciudadanía en cuanto a las falencias que poco a poco fueron revelándose de un Gobierno de 8 años, que a pesar de sus graves hechuras y escándalos, gozaba y goza de un amplio respaldo popular.

Cuando la plenaria de la Corte constitucional falló en contra de la convocatoria de un referendo para habilitar una segunda postulación reeleccionista de Uribe por inconstitucional, se dieron dos hechos importantes en el ámbito Nacional, siendo él primero la casi certeza de que el “guiño” Presidencial designaría con seguridad al sucesor en la casa de Nariño, y segundo tal vez el menos imperceptible: a los Nacionales se les empezó a correr el velo que les impedía visualizar la real situación político social después de dos períodos consecutivos de la Seguridad Democrática.

El pueblo Colombiano sobre el que podríamos conceptuar se caracteriza por la indiferencia ante los grandes temas políticos, económicos, sociales y casi que con él se hace lo que los poderes dominantes y anquilosados en el poder quieren, utilizando la fortaleza de las maquinarias políticas y los grandes medios de comunicación de los que además son sus dueños, sin desconocer que existen organizaciones que tratan de marcar su posición, pero su respaldo y tono se hace tan débil que sus esfuerzos parecieren estériles, todo recalcamos por falta de conciencia popular.

No deja de sorprendernos como en los países del área, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, por solo nombrar algunos, tan solo con el aumento del combustible, el incremento del transporte público, la salud, el salario, la distribución de la tierra, la entrega a las multinacionales de los recursos naturales y cualquier otro tema de interés social, se desatan las protestas sociales y la participación directa de sus organizaciones para preservar y defender los intereses comunes, distinto a la indiferencia de la que hacemos gala en nuestro medio.

Acaba de cumplirse la primera vuelta de la elección Presidencial con unos resultados sorpresivos para unos y previsibles para otros, pero que nos invitan a reflexionar sobre los sucedido porque algo importante se está tejiendo en el comportamiento de la sociedad Colombiana alrededor del respaldo al Partido verde, que hasta tan solo hace unos dos meses no estaba en la baraja de nadie, ya que en las elecciones parlamentarias del mes de Marzo, solo alcanzó el respaldo de un poco más de 800.000 votantes.

A raíz de la aparición de la Ola Verde fortalecida con la adhesión de Sergio Fajardo, sucedió lo insospechado. Una tendencia de respaldo a las tesis del partido que representaba el educador Antanas Mockus que propagaba tesis elementales como el derecho a la vida, a la cultura y la educación para propiciar cambios en el pensar y actuar de los Colombianos, el respeto a los recursos naturales, la justicia social, la pulcritud en el manejo de los recursos públicos, la unidad entre todos por él país y sin ser muy explícito en ello, dejaba entrever el diálogo como un fundamento para la solución de los grandes problemas nacionales.

El respaldo de los indiferentes, los jóvenes y un amplio sector de las estructuras sociales colombianas, permitieron la aparición en el escenario Nacional de un deseo de cambio que mostraba la saturación de un mandato que se caracterizaba por la violencia representada en su vocación guerrerista, como la única posibilidad de solución a los grandes problemas del país y que nos había dividido al máximo.

Aparecieron con importancia en el escenario político Nacional los diferentes escándalos que han sacudido este gobierno, con un inusitado interés mediático y una novedosa tendencia hacia un cambio necesario que permitiera la democratización y la legalidad en el estado.

La corrupción, los falsos positivos, el Das, la persecución a Magistrados, periodistas, opositores, organizaciones de Derechos Humanos, el espionaje países vecinos, la salud, los TLC con Europa, Canadá y EEUU, todo esto con cercanía a la Casa de Nariño, la perceptible marginación de Colombia en la región, la arrogancia del primer mandatario entre otros temas, hicieron que los Colombianos entrevieran la necesidad de oxigenar las políticas generadas desde el gobierno. La oportunidad estaba servida: La elección del Presidente de la República.

Fue así como las encuestas empezaron a marcar la tendencia en las pretensiones del electorado, donde súbitamente el Partido Verde de un porcentaje de aceptación que apenas superaba el 8%, había dado un salto que lo situaba ante la posibilidad de acceder a la segunda vuelta y a la Presidencia de la República, lo que hizo prender las alarmas en la casa de Nariño y sobre todo en la campaña de quien gozaba del “guiño” Presidencial y del continuismo, Juan Manuel Santos.

No era fácil para los verdes el camino que se les vino, pues se convirtieron por su escalada en el respaldo popular, en el objetivo a vencer por el establecimiento que tenía entre sus presupuestos mantenerse en la dirección del gobierno y prolongar de esta manera su estilo, en el que han primado las grandes diferencias entre los Colombianos. Hoy los menos tienen más y los más se debaten entre la pobreza y la miseria, hecho que no se solucionará según ellos, hasta que se acabe militarmente con las FARC que son los “únicos” causantes de los males de este país.

Inmediatamente hubo reuniones en palacio y se reformó la campaña de Juan Manuel Santos con métodos “dudosos” agenciados por algunas personas que se vincularon a ella con antecedentes poco recomendables como el juego sucio. Al mismo tiempo, todos fuimos testigos del despliegue publicitario en los últimos 20 días de campaña, lo que representaba unas sumas incalculables de recursos económicos, que ojalá supiéramos si estaban dentro de los topes establecidos por la ley.

Al Presidente Alvaro Uribe Vélez se le acusó de participación en la campaña por sus continuas “defensas” a su gestión, que no fueron más que ataques encubiertos y a veces sin que lo fueran tanto, al candidato Mockus y a otros como Petro.

Esta estrategia dio sus frutos y logró frenar el avance de los verdes, sumado a la aparente inexperiencia de Mockus y sus limitaciones en la comunicación, comparado con las fieras que tenía a su lado en los debates públicos. Por sus rivales fueron explotadas algunas de sus afirmaciones que no representaron claridad inmediata para el auditorio y que se hicieron interpretar como contradicciones en los planteamientos del candidato. En este punto de la campaña, todo valía para sus rivales y en especial para el partido de la “U”.

Con este escenario se realizaron el pasado Domingo las elecciones en la primera vuelta, dando como resultado una amplia ventaja por más de 3 millones de votos, al candidato oficialista Juan Manuel Santos, doblando al segundo Antanas Mockus, que alcanzó una votación de más de tres millones cien mil sufragios, alcanzando los dos candidatos la segunda y definitiva vuelta. Santos logró más del 46% del respaldo popular, mientras el candidato verde sobrepasó el 21%.

Es destacable el casi empate técnico entre Vargas Lleras y Gustavo Petro, promediando el 10% del respaldo de los Ciudadanos, lo que los convierte en la tercera y cuarta fuerza política del país y los hace importantes por la expectativa de saber a quien acompañarán en la segunda vuelta.

Entre lo destacado de la jornada está el fracaso de los candidatos de los partidos tradicionales, el Liberal que apenas supero el 4% de los votos y el Conservador con un poco más del 6%, aunque tendrán una importante representación en el próximo congreso.

Aparentemente la “suerte está echada”, pues la amplia ventaja del candidato de la “U” hace pensar que es muy difícil que el Partido Verde pueda remontar en 20 días esa brecha que contradijo a las encuestas, pues estas deban un cerrado duelo en la primera vuelta con un promedio de dos puntos entre Mockus y Santos y ganador al Verde en la segunda vuelta.

Definitivamente existen dos grandes ganadores en esta jornada electoral. Primero el Partido Verde que aunque no haya alcanzado el primer lugar, en muy poco tiempo canalizó el descontento de los Colombianos y los errores cometidos por el actual gobierno que quedó catalogado como corrupto, hacedor de sus presupuestos sin importar como, utilizando para el logro de sus fines los medios que fueren necesarios. Son rescatables los logros en la seguridad reconocidos por los Colombianos que le han representado un 70% de aceptación en las encuestas al Presidente y su contacto permanente con las regiones y sus problemas.

El otro ganador fue el partido de la “U” que logró un número de votos nada despreciable, más de 6.5 millones, que le permiten tener en menos de 20 días la Presidencia de la República, si es que logra canalizar el gran respaldo que todavía tiene el Presidente Uribe y reafirmar el miedo al terrorismo, a las FARC, a Chavez, etc., y a todo el ilusionismo que en la recta final de la pasada jornada electoral inclinó la balanza hacia el continuismo.

Sin embargo no todo está definido. Veremos en estos pocos días si los Verdes como lo hizo Santos en su estilo, serán capaces de reestructurar una estrategia que les de confianza ante los Colombianos sobre sus ideas, que sin duda tienen una amplia acogida entre los electores como se demostró en la primera vuelta. No será fácil porque solo pueden apelar a la fuerza de sus propuestas, a la verdad y a un futuro más justo para los más de 44 millones de habitantes de la patria, utilizando planteamientos que hemos llamado “elementales”, pero que son necesarios en la construcción de un país justo.

Aparentemente “el partido está jugado” por lo que resultaría fácil vaticinar el resultado, pero el electorado es impredecible y vaticinar cual será su actitud el 20 de Junio, se nos antoja tan solo una expectativa, porque si hubo “sorpresas” este Domingo que pasó, también podría haberlas en el futuro aunque todo parezca definido.

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