domingo, 22 de agosto de 2010

PONENCIA EVENTO INTERNACIONAL MUJERES CONTRA MILITARIZACION



NO PUEDE SER UN CRIMEN QUE LAS MUJERES AMEMOS LA PAZ


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Por Piedad Córdoba, Senadora de la República

Vengo a celebrar hoy con mujeres de diversos lugares del mundo, el derecho que tenemos las mujeres a trabajar por la paz, es un derecho fundamental para nosotras. El derecho a combatir la guerra, la trivialización de la violencia en los medios de comunicación, la glorificación de la guerra en la enseñanza de la historia, la violencia que se ejerce desde los poderes y la negación de los derechos humanos fundamentales y las libertades democráticas. Tenemos derecho a combatir la violencia económica y social. La pobreza y las injusticias sociales, como la exclusión y la discriminación, que golpean con tanta fuerza en las mujeres. Es urgente impedir que continúe creciendo la enorme brecha entre ricos y pobres y tenemos que nombrar la raíz las causas de la violencia en Colombia. La Justicia, la Democracia y la Paz están íntimamente unidas. No puede haber paz duradera sin justicia, del mismo modo que no puede haber un democracia sostenible sin el derecho a una vida digna.

Tenemos que esforzarnos por buscarle una salida dialogada al conflicto armado, examinar alternativas y forjar un camino desde abajo que nos permita alcanzar la tan anhelada paz. La sociedad global tiene capacidad para afrontar los conflictos de modo que se conviertan en parte de una dinámica de cambio positivo. Siempre y cuando se lleven a cabo con la plena participación de las mujeres, las acciones para poner fin a la guerra no están fuera del alcance de los pueblos y los gobiernos del mundo.

La capacidad y el liderazgo de las mujeres deben aprovecharse plenamente y en beneficio de todos para avanzar en la búsqueda de la paz. Su participación históricamente escasa en los gobiernos ha dado lugar a una limitación de los procesos. En ámbitos como la prevención de los conflictos, el fomento del diálogo intercultural y la reparación de la injusticia socioeconómica, las mujeres pueden generar enfoques transformadores y sumamente necesarios para avanzar en la edificación de la paz.

Las mujeres aportan a la causa de la paz entre los pueblos y las naciones: experiencias, competencias y perspectivas diferentes. La función que cumplimos las mujeres de dar y sustentar la vida nos ha proporcionado la fuerza esencial para avanzar en el sendero de la paz.
Las mujeres generalmente no compran rápidamente el mito de la eficacia de la violencia y pueden aportar una amplitud, una calidad y una visión nuevas con miras al esfuerzo común que supone pasar del negocio de la guerra a la búsqueda de la paz.

Históricamente las bases militares, además de marcar los confines del imperio, están concebidas para apoyar el poder militar de EU en todo el mundo, pero al mismo tiempo sus consecuencias más visibles y cotidianas se hacen sentir en el ámbito nacional y son un buen negocio para muchas empresas de EEUU, que están tanto o más interesadas que el Pentágono en que continúe ese vasto despliegue militar.

Una base militar extranjera es una ocupación militar y, por tanto, un símbolo histórico del sometimiento, está sola razón sería suficiente para repudiarlas.

Hoy las mujeres de todos los continentes se unen a luchar contra la militarización y contra la militarización y sobre la presencia de tropas extranjeras en la región, porque es de suma importancia adelantar inmediatamente una resistencia frontal por la soberanía y la autonomía, es una lucha muy difícil porque además es una lucha para evitar la masacre de inocentes y la devastación del medio ambiente.

No nos vamos a rendir, porque la vida es la que está en juego.

¡La lucha continua!

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